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Las legumbres, alimentos fundamentales de la dieta mediterránea, tienen múltiples beneficios para la salud y por ello, es fundamental que las consumamos, sin falta, entre dos y cuatro veces por semana. Las legumbres, según su forma de cultivarlas, se dividen en tres grupos. Tenemos las de secano - lentejas, garbanzos, algarrobas o altramuces – , las de tierras húmedas – guisantes, almortas, guijas o habas – , y las de regadío – judías -.
Las legumbres son una gran fuente de proteínas - tienen un 20% los garbanzos, lentejas y alubias, y entre un 35 y un 40% la soja – , sobre todo la albúmina, pero para completar sus propiedades y potenciar la calidad de sus proteínas se recomienda que se consuman acompañadas con cereales.
Además, son una gran fuente de fibra - entre un 11 y un 25%- , lo que favorece el tránsito intestinal, evita el estreñimiento, y favorece la absorción de grasas y azúcares. Y en referencia a las grasas, es interesante que sepáis que tienen un bajo contenido graso, y la poca que tienen ayuda a fortalecer nuestra salud cardiovascular.
Por otro lado, las legumbres tienen un alto contenido en hidratos de carbono, lo que supone que son una gran fuente de energía, y al tratarse de un tipo de hidratos de carbono de absorción lenta, esto supone que ayudan a que se mantengan estables los niveles de glucosa en sangre y a que nos sintamos saciadas cuando los consumimos.
Las legumbres también contienen vitaminas del grupo A, B y E, y minerales como potasio, magnesio, zinc, calcio, hierro y fósforo, por lo que también ayudan a reducir nuestra tensión arterial.
Además de todos estos beneficios para la salud, consumirlas también tiene ventajas para nuestro bolsillo, ya que son muy baratas, así que como veis, todo son ventajas.
